Un nuevo estudio de Columbia y Harvard confirma lo que muchos en política sospechaban: los influencers de las redes sociales, particularmente aquellos no explícitamente enfocados en contenido político, ejercen un poder significativo sobre sus audiencias. La investigación, realizada con más de 4.700 estadounidenses, encontró que la exposición a creadores de contenido no partidistas cambió sus opiniones políticas, mientras que aquellos que continuaron navegando por las redes sociales se inclinaron orgánicamente hacia la derecha. Este cambio no se trata simplemente de conocimiento; se trata de persuasión genuina.
El poder de la autenticidad
El estudio reveló una sorprendente paradoja: los influencers apolíticos eran tres veces más persuasivos que aquellos que discutían activamente sobre política. Esto probablemente se debe a la profunda confianza y autenticidad construidas a través de relaciones parasociales, donde las audiencias perciben a los creadores como personas identificables y genuinas. El informe enfatiza que estos creadores “dan forma a sus preferencias políticas estableciendo confianza”, en lugar de hacerlo mediante campañas abiertas.
Esta dinámica fue evidente en el ciclo electoral de 2024, donde la campaña de Donald Trump colocó estratégicamente a sus aliados en podcasts especializados (incluidos programas marginales como Deplorable Discussions ) para amplificar los mensajes sin el escrutinio de los principales medios de comunicación. Mientras los demócratas cortejaban mucho a las celebridades, el equipo de Trump se centró en cultivar relaciones con creadores más pequeños y accesibles.
Un nuevo tipo de fuerza política
Los investigadores descubrieron que la clave para la influencia no es sólo la exposición sino la forma en que se transmite el mensaje. El público responde mejor a la persuasión indirecta, donde los creadores presentan narrativas en lugar de respaldos directos. Como explica el profesor de Columbia John Marshall, “la gente no entendía del todo cuántas personas había en esa parte de Internet”.
Las implicaciones para futuras elecciones son claras: las campañas deben comenzar a construir estas relaciones desde el principio y tratarlas como un esfuerzo de organización, no sólo como un gasto publicitario. Esto significa invertir en asociaciones a largo plazo en lugar de respaldos de último momento.
Preocupaciones éticas y transparencia
El estudio también plantea cuestiones éticas. Los influencers operan bajo estándares diferentes a los del periodismo tradicional, con menos transparencia en torno a la actividad política remunerada. Como señala el experto en propaganda digital Samuel Woolley, “los influencers tienden a carecer de estándares éticos unificados”. Esta falta de rendición de cuentas podría conducir a operaciones de influencia no reveladas en las próximas elecciones.
La investigación concreta lo que mucha gente ha estado planteando como hipótesis: que los creadores de contenidos son una fuerza poderosa en la política.
En conclusión, las personas influyentes en las redes sociales se han convertido en una fuerza potente a la hora de moldear la opinión política. El estudio confirma que la autenticidad y la persuasión sutil son más efectivas que las campañas abiertas, creando un nuevo panorama donde las relaciones basadas en la confianza impulsan los resultados políticos. Las campañas deben adaptarse a esta realidad, pero las preocupaciones éticas sobre la transparencia y la influencia siguen siendo primordiales.



















